Los influencers también necesitan abogados. Derecho y marketing de influencia

Los influencers hoy en día resultan personajes públicos que están en auge en el sector de la publicidad. Son el punto central desde el que se desarrolla el denominado marketing de influencias. Actualmente muy usado por las marcas, tanto grandes como pequeñas, por la versatilidad en el uso de esta técnica publicitaria. Desde Segarra, analizaremos por qué es necesario que los influencers cuenten con abogados en su equipo para su asesoramiento.

De acuerdo con el número de seguidores, existen varios tipos de influencers en el mundo del marketing:

  • Las celebridades, generalmente con más de 1 millón de seguidores
  • Los líderes de opinión, con más de 100.000 seguidores
  • Los microinfluencers, con una cantidad de seguidores de entre 10.000 y 100.000
  • Los nanoinfluencers, con una cantidad de seguidores de entre los 1.000 y los 3.000

Hoy en día muchas agencias tienden a hacer de conexión entre las marcas y los micro o nanoinfleuncers, ya que logran un alcance medio, pero mucha más credibilidad que las celebridades, puesto que éstas no resultan tan cercanas con el público objetivo y, son personas que un día aparecen con una marca y otro día con otra, por lo que no transmiten confianza ni fidelidad en la marca.

La consecuencia de esta tendencia a buscar micro o nanoinfluencers es que el número de personas que dedican parte de su vida a la publicidad, se ha incrementado notablemente, dado que ya no se necesitan grandes cantidades de seguidores para lograr ser un personaje influyente en la sociedad, ni tampoco hacer un gran esfuerzo económico, muchas veces con tener un Smartphone es suficiente.

Ser influencer es la profesión de moda, no obstante, no debemos olvidar que, un influencer es una persona normal y corriente, como cualquiera de nosotros. La diferencia reside en que en su día se creó un perfil en una red social y se labró una marca digital propia con mayor o menor éxito. Esa marca digital propia es su intangible de mayor valor, junto con su reputación, su credibilidad y su cartera de clientes – los followers -.

Un influencer, en cierto modo, es un empresario que ofrece un servicio concreto a un público acotado según sus gustos. Y, como cualquier empresario, su preocupación a la hora de contratar con una empresa o con otra marca es obvia: mantener y proteger sus activos, a la vez que usarlos para obtener rendimientos.

Muchas agencias y las propias marcas que contactan con los influencers tratan de no pautearlos demasiado, darles mucha libertad para que el contenido que creen -la publicidad que elaboren- suene natural y cercana al estilo de sus publicaciones. No obstante, esto puede tener inconvenientes para la propia marca contratante, dado que la libertad de creación es un arma de doble filo.

Es en este punto dónde un buen asesoramiento jurídico es crucial tanto para la marca contratante como para el influencer que está siendo contratado. Es en la minuciosa redacción del contrato dónde deben quedar establecidos todos los términos que rijan la relación, para lograr los objetivos pretendidos y, para proteger los intereses de ambos.

¿Qué ámbitos del derecho son importantes en esta clase de relaciones? En primer lugar, y en el momento de contratar, es de vital importancia la normativa mercantil que regula no sólo el contrato en sí, sino todas las medidas y precauciones relativas a la publicidad que se va a hacer (Ley General de la Publicidad, ley de Competencia Desleal, la ley de Servicios de la Sociedad de la Información y de Comercio Electrónico, la ley de Consumidores y Usuarios, la ley de la Propiedad Intelectual…). En segundo lugar, la normativa fiscal, cómo tributa esta relación y la remuneración que por ella se percibe y, cuáles son las consecuencias con respecto a Hacienda por haber creado un contrato mercantil o uno laboral con la marca contratante.

Pero más allá de la normativa que regula esta peculiar relación entre empresa e influencer también hay que ser conscientes del manejo de datos que éste, para cumplir con la relación contractual con la empresa, debe manejar. Los datos de sus seguidores es información que requiere de un tratamiento concreto y, que no puede dejar de lado a la normativa relativa a la protección de datos de carácter personal.

Por ello, este artículo en concreto, más que en la empresa contratante, trata de centrarse en el influencer en cuestión. Muchos de ellos son jóvenes con carreras audiovisuales, dónde la desinformación con respecto a este tipo de normativas que se han nombrado, puede causarles verdaderos problemas. En algunos casos pueden terminar, por ejemplo, en una demanda por parte de una gran corporación; o en algún requerimiento por parte de Hacienda, con consecuencias económicas, por no haber declarado de forma correcta parte de los ingresos en especie – regalos- que han recibido de cierta marca.

En consecuencia, estos “nuevos empresarios”, emprendedores digitales, requieren de asesoramiento y guía jurídica para prevenir ciertos problemas. Más todavía, para el caso de que la previsión sea demasiado tarde, para afrontarlos con pericia y profesionalidad para que les perjudique lo menos posible.

En definitiva y como resumen de todo lo anterior, los influencers necesitan abogados que les asesoren y velen por sus intereses.

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