Uno de los objetivos del Ministerio de Trabajo para esta legislatura que comienza es la reducción de la jornada laboral máxima legal de 40 a 38,5 horas semanales en el año 2024 y a 37,5 horas en el año 2025. Esta iniciativa, reflejada en el pacto de Gobierno firmado el 24 de octubre de 2023 entre el PSOE y Sumar está causando un gran revuelo entre las empresas, pero ¿Cuál será su alcance real? 

Según los datos más recientes de Eurostat en 2022, la media de horas reales trabajadas en la Unión Europea es de 37,5 horas semanales, mientras que en España se sitúa en 37,8 horas. Este dato sugiere que la propuesta se alinea con la tendencia europea, buscando una mayor coherencia en los estándares laborales. Estos números también permiten hacernos una idea de cuál será la repercusión real de esta medida, ya que la diferencia de la jornada media en España en relación con la media de los países europeos es de tan sólo 18 minutos semanales. 

Si analizamos la jornada de los sectores más intensivos en horas de trabajo vemos que la jornada media está en 38 horas a la semana: 

Muchos Convenios Colectivos ya reconocen jornadas inferiores a las 40 horas semanales. Según las estadísticas de convenios colectivos del Ministerio de Trabajo en septiembre de 2023, casi el 30% de los trabajadores ya disfrutaban de jornadas de 37,5 a 38,5 horas semanales, y un 11,9% contaban con jornadas de menos de 37,5 horas semanales.  

Podemos poner ejemplos concretos, tomando como referencia las jornadas máximas anuales pactadas en algunos de los Convenios que manejamos más habitualmente: 

Como puede apreciarse, todos estos Convenios ya establecen jornadas por debajo de las 38’5 horas, por lo que a ninguna de estas empresas les afectará la reducción de la jornada laboral prevista para el año 2024. Pero es que, además, la diferencia de jornada semanal entre el Convenio que establece más horas de trabajo (Oficinas y despachos), y la reducción máxima prevista por el Gobierno para el año 2025 (37,5 horas), es de tan sólo 54 minutos a la semana, lo que viene a representar una reducción de unos 11 minutos diarios en una jornada de lunes a viernes lo que resulta poco perceptible a nivel de conciliación de la vida personal o de organización del trabajo. Además, debe tenerse en cuenta que en los Convenios Colectivos la jornada laboral suele negociarse siempre a la baja, por lo que lo más previsible es que estas diferencias se reduzcan o incluso desaparezcan en próximos Convenios, lo que podría suceder incluso antes del año 2025. 

Estos datos permiten concluir que, al menos en aquellas empresas sujetas a Convenios Colectivos de carácter sectorial (que son la mayoría), la anunciada reforma de la jornada laboral va a tener escasa repercusión. 

Donde sí tendrá más incidencia la reducción de la jornada laboral máxima, es en aquellas actividades en las que no resulte de aplicación ningún Convenio Colectivo. Esta reforma se notará todavía más, si cabe, en el ámbito doméstico, en el sector de los empleado/as del hogar y los cuidadores del hogar familiar. El pacto de legislatura entre PSOE y Sumar plantea ligar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) al 60% del salario medio en España, lo que supondría, para el año 2024, una subida hasta los 15.820 euros anuales. A este incremento del SMI hay que añadir la rebaja en la jornada máxima, lo que, en términos de costes, supone un aumento del precio hora en torno a un 8’01% para el año 2024, lo que sitúa el incremento sufrido en el precio hora de los empleados de hogar y cuidadores del hogar familiar en un 37’29% desde el año 2018, que es una proporción mucho mayor de lo que se han incrementado los ingresos de las familias o las pensiones de la mayoría de sus empleadores en ese mismo periodo. 

En definitiva, la reducción de la jornada laboral puede suponer un incremento de costes para las empresas, pero su repercusión económica y a nivel de organización del trabajo, no será tan grande como nos hacen suponer los medios de comunicación (al menos en aquellas empresas sujetas a Convenios Colectivos de carácter sectorial). Donde sí tendrá mayores efectos será en el ámbito doméstico, en aquellas familias que cuenta con algún empleado de hogar o cuidador de hogar familiar que tendrán que prepararse para soportar un nuevo incremento de costes.